RENÉ GUÉNON
No podemos pensar en reproducir aquí lo que René Guénon ha escrito sobre la Francmasonería, y nos ceñiremos a lo esencial, es decir señalar que han señalado las limitaciones de esta organización en el orden esotérico, de manera más explícita que los grandes akbarianos que le precedieron. En todo caso, dado que su función le impedía situarse en el punto de vista del esoterismo islámico propiamente dicho, que sin embargo le inspiraba, consideró estas limitaciones situándose ante todo desde la perspectiva de la realización iniciática. Es tomando el ejemplo de la Masonería, que enuncia y desarrolla la distinción capital entre lo “operativo” y lo “especulativo”, en el capítulo XXIX de Apreciaciones sobre la Iniciación: « Es fácil darse cuenta de lo que queda en el caso de una iniciación que ya no es más que “especulativa”: la transmisión iniciática sigue subsistiendo, ya que la “cadena” tradicional no se ha interrumpido; pero en lugar de la posibilidad de una iniciación efectiva si no hay defectos individuales que la impidan, no hay más que una iniciación virtual, y condenada a permanecer como tal por la misma fuerza de las cosas, puesto que la limitación “especulativa” significa propiamente que ese estadio no puede ser ya superado ».
A esta primera limitación se añade otra, inherente a la naturaleza de la iniciación masónica, que es una iniciación de oficio. En efecto, como René Guénon ha recordado en diversas ocasiones (refiriéndose tipológicamente a lo que representa la casta de los Vaishyas en el hinduismo), una iniciación de este tipo no puede transmitir más que «los conocimientos que le convienen especialmente»; y éstos «no representan, al menos en principio, más que una parte limitada de los “pequeños misterios” tal como los hemos definido » , Debemos recordar esta definición, pues la confusión es grande en este punto esencial. Se trata, por una parte, de un “conocimiento de la naturaleza” primordial, o en otros términos del orden “físico” o “cosmológico”, opuesto al orden metafísico; por otra parte, se trata de los misterios que “conciernen únicamente las posibilidades del estado humano”, por oposición a los que se relacionan con lo que está más allá, es decir la realización de los estados supra-individuales, y sobretodo, la realización metafísica, que es la única que de verdad importa.
Esta segunda limitación es más esencial que la primera, pues tiene que ver, no con un estado pasajero de degeneración que sería posible remediar, al menos en principio, sino con la propia constitución de la Masonería. Cuando en el mismo capítulo, René Guénon escribe: « Debemos insistir en el hecho que una tal degeneración de una organización iniciática no modifica en nada su naturaleza esencial, y que incluso basta la continuidad de la transmisión para que, si se presentan circunstancias más favorables, sea siempre posible una restauración, restauración que necesariamente debería ser concebida como un regreso al estado “operativo” », no vemos que podría significar este regreso, si no es el ejercicio tradicional del oficio de masón; ni por medio de qué milagro la iniciación masónica podría dar acceso a los “grandes misterios”, incluso en el caso en que esta hipótesis, que aparece a la vez como la más favorable y la más improbable, se realizara de forma efectiva.
(CONTINUARÁ...)
lunes, noviembre 13
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